jueves, 17 de noviembre de 2011

La Vida Útil o la vida es cine





La Vida Útil narra la historia de Jorge, un hombre que, tras 25 años trabajando en la cineteca de Uruguay, se ve forzado a cambiar radicalmente de vida cuando la institución en la que trabaja cierra debido a la crisis económica en la que ésta se encuentra. A partir de este momento, Jorge no puede sino adaptarse al mundo en el que vive, un mundo que parece que le es ajeno, que no lo siente como propio y en el cual Jorge vive como si fuese un extranjero. Dejando atrás una vida de contemplación, de ritmo extremadamente sosegado y de unas rutinas sumamente predecibles, Jorge reformulará su existencia, pero principalmente, empezará a vivirla.

Federico Veiroj, director de La Vida Útil, se servirá de esta historia mínima para plantear una cuestión no poco peliaguda, la de mostrar la dificultad del individuo a sobrevenir obstáculos que lo obligan a realizar un giro vital de 180 grados. Veiroj utiliza la espacialidad para reflejar este cambio repentino: si bien durante la primera mitad del film la acción transcurre en un espacio cerrado, casi claustrofóbico, que aleja a Jorge de la realidad exterior sumiéndolo en esa vida pausada y rutinaria; en la segunda mitad el protagonista sale al mundo real y se enfrenta a él. Efectivamente, Veiroj usa el espacio convirtiéndolo en un elemento catárquico, que empuja a Jorge a replantearse su vida.

Una vida que deja de ser monotonía y se convierte en fantasía, supurando cine a cada instante: el sonido de trompetas de "La Diligencia" de John Ford que le dan a Jorge un aire de héroe que lucha por su causa (la de vivir su vida), la escena en la que el personaje baila en las escaleras evocando a Fred Astaire o la música que acompaña al film que parece trasladarnos a las películas mudas o a los westerns nos sumergen en una ensoñación cinematográfica o lo que es lo mismo, nos introducen en la nueva vida de Jorge.

Esa referencialidad cinematográfica no se limita a lo mencionado, sino que empapa todo el film: tanto los criterios estéticos como los narrativos remiten constantemente al séptimo arte. No es accesorio, pues, que Federico Veiroj, director de la cinta, haya decidido rodarla en blanco y negro o que haya elegido a Jorge Jellynek, reconocidísmo crítico de cine uruguayo, o a Manuel Martínez Carril, director ejecutivo de la cineteca uruguaya, para que interpreten a Jorge y a Martínez, respectivamente; asimismo, las conversaciones en torno a Eisenstein y a Manoel de Oliveira remarcan ese carácter metafílmico que está presente en toda la película. Por todo ello, la película de Veiroj se erige como un claro homenaje a la historia del cine que se perfila en dos niveles distintos: el argumento del film y la forma del mismo. Así pues, bien podría decirse que este largometraje se presenta como una historia metacinematográfica, no obstante, la principal intención del director no es otra que la de plasmar una idea general del cine para poder contar la historia de un hombre. Sin embargo, será precisamente esas evocaciones constantes al cine lo que confiere a la cinta un aura especial y lo que, en definitiva, hará que se desmarque de otras historias ya contadas.

A pesar de un ritmo un tanto narcótico, la película de Federico Veiroj es una pequeña contribución a la admiración hacia el medio fílmico del mismo modo que Fellini con "Y La Nave Va" recorrió la historia del cine en unos minutos. Y es precisamente aquí donde reside el valor de La Vida Útil: en querer hacernos ver la vida como si de una película se tratase y en mostrarnos el cine como parte integral de nuestra vida.